Desde que llegamos a Angers en septiembre, nuestra vecina Flora
ha sido como nuestra madre. Nos cuida, se preocupa por nosotras, nos ayuda con
las arañas que quiebran nuestra paz interior, nos trae siempre un poco de todo
lo que cocina para que probemos especialidades taiwanesas, al igual que un te
especial para cada estado de ánimo o dolencia, véase cansancio, dolor de
estómago o una dura noche de trabajo por delante.
Nos prepara una cosa diferente en cada ocasión para que
podamos degustar varios platos, o de repente nos aparece con un café con espuma
y nuestro nombre escrito con miel digno de Starbucks. No deja de sorprendernos
con la cantidad de aparatos que se compra para hacer todas estas pijadas.
Además de su arte culinario, Flora es una persona muy interesante con la que
puedes tener una buena conversación. Es especial para nosotras no sólo por la
cultura tan diferente que tiene, sino porque es una persona tan entrañable que
se hace querer.
Desde que está en Europa, Flora ha visitado Islandia,
Londres y ahora mismo está en el Mont Blanc. En febrero tiene vuelos a
Barcelona y después… ¡Barcelona-Santiago de Compostela! ¡Tanto nos va a echar
de menos (y nosotras a ella) que nos viene a visitar a Tere y a mí en febrero!
Nos preguntó una vez que con qué compañía volábamos y cuando le dijimos lo poco
que nos había costado el vuelo con Ryanair, yo creo que ni se lo pensó. Qué
ilusión que venga a vernos, además se ve que a ella también, tenemos que
organizar un buen plan para que vea lo increíble que es Galicia.
Esta foto se la hizo Tere a Flora para un trabajo de foto, y me hace muchísima gracia, la ropa parece escogida a propósito pero era la que llevaba puesta ese día, se puede apreciar la cantidad de cosas que tiene en su habitación
Además de por Europa, Flora también ha estado en Estados Unidos y países asiáticos, es la más Willy Fog. Se acuerda de nosotras en cada viaje que hace, nos saluda siempre con una sonrisa de oreja a oreja y el buen humor es lo que la caracteriza, siempre viene a hablarnos y a hacernos compañía y nos presenta a sus mil amigos, que a base de cenas juntos, los hemos ido conociendo a casi todos.
Y esto es lo que quiero contar, las cenas con el frente
asiático. No sabemos muy bien cómo ni cuándo empezaron, porque pasaron de ser
cenas con Flora a cenas multitudinarias. Siempre son en el estudio grande, que
es en el que estoy yo ahora, y la mesa es una estampa digna de la ONU,
multirracial. Lo difícil fue aprenderse los nombres de cada comensal, pero eso
lo fuimos consiguiendo a fuerza de repetir.
El último amigo de Flora en unirse a nuestras cenas fue
Yuichiro, japonés. Ver el nombre escrito hace que tu mente lo lea y lo procese
acompañado de entonación española y una pronunciación que nada tiene que ver
con cómo suena en la realidad. Después de aprender a decir Yusuke y Sun Hee,
Yuichiro fue imposible, tanto que en una cena lo bautizamos como Dan, para
poder dirigirnos a él sin parecer deficientes.
Aquí muchos asiáticos tienen dos nombres, el suyo en su
lengua materna, y otro occidental, para facilitarnos la vida, son así de majos.
Pero Yuichiro sólo tiene su nombre japonés y puf… cada vez que lo decía
teníamos que poner todas nuestras neuronas en funcionamiento para poder repetir
el mismo sonido que salía por su boca.
Flora en realidad se llama “Chaaaaa uen” escrito como suena,
obviamente, que de momento chino no he aprendido (no lo descarto tampoco), pero
nunca la llamamos así.
Una de las cenas más graciosas fue hace ya un mes, nos juntamos
muchos en casa y como siempre, cada uno cocinó algo típico. Las cenas las
solemos hacer los domingos o los miércoles, y recuerdo que Tere y yo no
teníamos nada en la nevera ni ganas de ir al super e hicimos una ensalada
asquerosa con una lata que teníamos de verduras, la típica lata de ensaladilla,
pero peor. No sé en qué momento de lucidez nos compramos eso. La ensalada en
cuestión tenía una pinta horrible, como verde podrido, pero la vendimos como
“tipical spanish” y se comió. Yo me atreví a probarla, y con el aliño no estaba
tan mala.
Liao, un amigo taiwanés de Flora trajo muchísimas
cervezas asiáticas, para que probásemos un poco de todo, además de vino, sidra
etc.
El chico este hablaba más idiomas que el Google Translator,
incluido el español, y lo estuvo poniendo en práctica con nosotras. En esa cena
estábamos Olga (mejicana), Flora y Liao, Yusuke, una chica coreana de la que no
me sé el nombre y Sun Hee. Este último siempre nos deja boquiabiertos con sus
bailes, después de todas las cervezas que se bajó el amigo coreano y animado
por el entregado público se dispuso a bailar. Le puse LMFAO, se descalzó y
empezó el espectáculo.
Esta cena fue muy graciosa, pero nada comparado con la
última. El domingo pasado vino Clara a casa y ella y Tere hicieron una lasaña
de diez, yo me limité a poner la mesa y recoger después. Fue el plato estrella
de la noche sin duda, todos nuestros invitados quisieron repetir. Ese día
conocimos a Frederick, un nuevo habitante de nuestra familia francesa.
Nigeriano de 21 años, estudia francés como Flora y todo el frente asiático. Nos
pareció majísimo, su lengua materna es el inglés así que lo habla genial,
lógicamente. Nos habló de literatura, música, cine y series. Nos conquistó.
Yuichiro hizo trucos de magia en la cena, pero no los
típicos cutres que todos sabemos hacer, unos increíbles, nosotras no salíamos
de nuestro asombro. Además era graciosísimo porque los explicaba medio en
inglés medio en francés. Después nos dijo que le gustaba mucho Juan Tamariz y
nos preguntó si lo conocíamos. Nos sorprendió después hablando italiano. Qué
majo, nos cayó genial. Os enseño algunas fotos, que no pueden faltar.
Yo, Clara, Tere, Frederick, Yusuke, Yuichiro y Flora
Yuichiro en plena acción
La última cena fue este miércoles, Tere y yo estuvimos con
la Bohemia haciendo el trabajo del cómic en su casa, ya que nos invitó a probar
su nuevo chocolate Suchard para la tassimo, y no pudimos rechazar semejante
oferta; allí nos fuimos Clara, Tere y yo. Teníamos cena con Flora, pero no
habíamos fijado ninguna hora, pero suelen ser a las siete/ocho. Ese día
estábamos liadas con el trabajo y llegamos a las casa a las diez y media. Lo
primero que vi al abrir la puerta fue la araña gigante que casi nos mata la
otra vez, fue la segunda vez que la vimos esta semana.
Qué espectáculo, pegué semejante grito y cerré la puerta tan
rápido que Tere ya entendió que había algo que no quería ver y no dijo nada.
Flora, Yusuke y Yuichiro bajaron en seguida para ver si estábamos bien,
mientras Tere lloriqueaba ellos mataban a la araña. Minutos después, que a mí
me parecieron horas, abrieron la puerta para preguntar que dónde estaba la
araña, y la vi justo detrás de sus cabezas en la puerta de la vecina. Sólo
podía gritarles “¡behiiiiiiiiiiind!” (detrás). Después del susto, subimos y
cenamos todos en casa, nos prepararon comida riquísima, los dos japoneses
hicieron un sushi increíble, nosotras como no tuvimos tiempo para cocinar,
compramos helado, que es la felicidad metida en una tarrina de plástico y a
todo el mundo le gusta.
Esa tarde después de clase fuimos a comprar el billete de
tren para Tours, la ciudad desde la que nos vamos, y nos acompañó Edu a la
estación por un atajo, entre otras cosas, nos dijo dos palabras en japonés, una
era “tonto” y la otra era “chocho” pero no sabía cuál era cuál. En la cena Tere
le dijo a Yusuke y a Yuichiro nuestro descubrimiento y dijimos las palabras. El
pobre Yuichiro estaba tirado por el suelo y se tapaba la cara muerto de la
vergüenza por lo rara que era la situación. Nosotras no podíamos dejar de
reírnos, la palabra en cuestión es “manco” pronunciado así, le explicamos el
significado de manco en español y no paraban de reírse cada vez que
pronunciábamos la palabra.
Ni idea, Flora, Yuichiro, Yusuke, Tere y yo
Fue una cena graciosísima, de las mejores hasta el momento.
Además estaba todo tan rico… cuando volvamos a casa vamos a echar de menos la
comida asiática. Tere aprendió a hacer una sopa de las de Flora, ya la hizo un
par de veces y le sale tan bien como a ella. Yo también he aprendido para
hacerla cuando vuelva. Últimamente estamos bastante cocineras, ayer hicimos
berenjenas rellenas, no estaban como las de mi madre, pero nos salieron muy
bien, prueba gráfica de ello.
Esta semana fuimos al Atoll (un centro comercial) y mientras
estábamos comiendo en el McDonald’s cayó una nieve-granizada increíble, Tere,
Clara y yo sólo dábamos gracias por estar a cubierto. Esta semana hace muchísimo frío, de hecho ayer salimos y volvimos en bus en vez de en bici, porque entre el cansancio y el frío... Mejor volver sentadas y calentitas.
Como nos quedan pocos días aquí, hemos decidido aprovechar esta semana a tope, y ayer fuimos a tomar algo muchos de los erasmus españoles. Al final acabamos los de siempre hasta tarde, esta es una foto de ayer en el Soft, un bar de la Bressigny al que vamos bastante.
Espero que os hayáis reído un poco con nuestras anécdotas asiáticas, que no son pocas. Besos :)
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