sábado, 8 de diciembre de 2012

El frente asiático

Desde que llegamos a Angers en septiembre, nuestra vecina Flora ha sido como nuestra madre. Nos cuida, se preocupa por nosotras, nos ayuda con las arañas que quiebran nuestra paz interior, nos trae siempre un poco de todo lo que cocina para que probemos especialidades taiwanesas, al igual que un te especial para cada estado de ánimo o dolencia, véase cansancio, dolor de estómago o una dura noche de trabajo por delante.

Nos prepara una cosa diferente en cada ocasión para que podamos degustar varios platos, o de repente nos aparece con un café con espuma y nuestro nombre escrito con miel digno de Starbucks. No deja de sorprendernos con la cantidad de aparatos que se compra para hacer todas estas pijadas. Además de su arte culinario, Flora es una persona muy interesante con la que puedes tener una buena conversación. Es especial para nosotras no sólo por la cultura tan diferente que tiene, sino porque es una persona tan entrañable que se hace querer.

Desde que está en Europa, Flora ha visitado Islandia, Londres y ahora mismo está en el Mont Blanc. En febrero tiene vuelos a Barcelona y después… ¡Barcelona-Santiago de Compostela! ¡Tanto nos va a echar de menos (y nosotras a ella) que nos viene a visitar a Tere y a mí en febrero! Nos preguntó una vez que con qué compañía volábamos y cuando le dijimos lo poco que nos había costado el vuelo con Ryanair, yo creo que ni se lo pensó. Qué ilusión que venga a vernos, además se ve que a ella también, tenemos que organizar un buen plan para que vea lo increíble que es Galicia.




Esta foto se la hizo Tere a Flora para un trabajo de foto, y me hace muchísima gracia, la ropa parece escogida a propósito pero era la que llevaba puesta ese día, se puede apreciar la cantidad de cosas que tiene en su habitación


Además de por Europa, Flora también ha estado en Estados Unidos y países asiáticos, es la más Willy Fog. Se acuerda de nosotras en cada viaje que hace, nos saluda siempre con una sonrisa de oreja a oreja y el buen humor es lo que la caracteriza, siempre viene a hablarnos y a hacernos compañía y nos presenta a sus mil amigos, que a base de cenas juntos, los hemos ido conociendo a casi todos.

Y esto es lo que quiero contar, las cenas con el frente asiático. No sabemos muy bien cómo ni cuándo empezaron, porque pasaron de ser cenas con Flora a cenas multitudinarias. Siempre son en el estudio grande, que es en el que estoy yo ahora, y la mesa es una estampa digna de la ONU, multirracial. Lo difícil fue aprenderse los nombres de cada comensal, pero eso lo fuimos consiguiendo a fuerza de repetir.

El último amigo de Flora en unirse a nuestras cenas fue Yuichiro, japonés. Ver el nombre escrito hace que tu mente lo lea y lo procese acompañado de entonación española y una pronunciación que nada tiene que ver con cómo suena en la realidad. Después de aprender a decir Yusuke y Sun Hee, Yuichiro fue imposible, tanto que en una cena lo bautizamos como Dan, para poder dirigirnos a él sin parecer deficientes.

Aquí muchos asiáticos tienen dos nombres, el suyo en su lengua materna, y otro occidental, para facilitarnos la vida, son así de majos. Pero Yuichiro sólo tiene su nombre japonés y puf… cada vez que lo decía teníamos que poner todas nuestras neuronas en funcionamiento para poder repetir el mismo sonido que salía por su boca.
Flora en realidad se llama “Chaaaaa uen” escrito como suena, obviamente, que de momento chino no he aprendido (no lo descarto tampoco), pero nunca la llamamos así.

Una de las cenas más graciosas fue hace ya un mes, nos juntamos muchos en casa y como siempre, cada uno cocinó algo típico. Las cenas las solemos hacer los domingos o los miércoles, y recuerdo que Tere y yo no teníamos nada en la nevera ni ganas de ir al super e hicimos una ensalada asquerosa con una lata que teníamos de verduras, la típica lata de ensaladilla, pero peor. No sé en qué momento de lucidez nos compramos eso. La ensalada en cuestión tenía una pinta horrible, como verde podrido, pero la vendimos como “tipical spanish” y se comió. Yo me atreví a probarla, y con el aliño no estaba tan mala.


Liao, un amigo taiwanés de Flora trajo muchísimas cervezas asiáticas, para que probásemos un poco de todo, además de vino, sidra etc. 







El chico este hablaba más idiomas que el Google Translator, incluido el español, y lo estuvo poniendo en práctica con nosotras. En esa cena estábamos Olga (mejicana), Flora y Liao, Yusuke, una chica coreana de la que no me sé el nombre y Sun Hee. Este último siempre nos deja boquiabiertos con sus bailes, después de todas las cervezas que se bajó el amigo coreano y animado por el entregado público se dispuso a bailar. Le puse LMFAO, se descalzó y empezó el espectáculo.





Esta cena fue muy graciosa, pero nada comparado con la última. El domingo pasado vino Clara a casa y ella y Tere hicieron una lasaña de diez, yo me limité a poner la mesa y recoger después. Fue el plato estrella de la noche sin duda, todos nuestros invitados quisieron repetir. Ese día conocimos a Frederick, un nuevo habitante de nuestra familia francesa. Nigeriano de 21 años, estudia francés como Flora y todo el frente asiático. Nos pareció majísimo, su lengua materna es el inglés así que lo habla genial, lógicamente. Nos habló de literatura, música, cine y series. Nos conquistó.

Yuichiro hizo trucos de magia en la cena, pero no los típicos cutres que todos sabemos hacer, unos increíbles, nosotras no salíamos de nuestro asombro. Además era graciosísimo porque los explicaba medio en inglés medio en francés. Después nos dijo que le gustaba mucho Juan Tamariz y nos preguntó si lo conocíamos. Nos sorprendió después hablando italiano. Qué majo, nos cayó genial. Os enseño algunas fotos, que no pueden faltar.





 Yo, Clara, Tere, Frederick, Yusuke, Yuichiro y Flora























Yuichiro en plena acción




La última cena fue este miércoles, Tere y yo estuvimos con la Bohemia haciendo el trabajo del cómic en su casa, ya que nos invitó a probar su nuevo chocolate Suchard para la tassimo, y no pudimos rechazar semejante oferta; allí nos fuimos Clara, Tere y yo. Teníamos cena con Flora, pero no habíamos fijado ninguna hora, pero suelen ser a las siete/ocho. Ese día estábamos liadas con el trabajo y llegamos a las casa a las diez y media. Lo primero que vi al abrir la puerta fue la araña gigante que casi nos mata la otra vez, fue la segunda vez que la vimos esta semana.

Qué espectáculo, pegué semejante grito y cerré la puerta tan rápido que Tere ya entendió que había algo que no quería ver y no dijo nada. Flora, Yusuke y Yuichiro bajaron en seguida para ver si estábamos bien, mientras Tere lloriqueaba ellos mataban a la araña. Minutos después, que a mí me parecieron horas, abrieron la puerta para preguntar que dónde estaba la araña, y la vi justo detrás de sus cabezas en la puerta de la vecina. Sólo podía gritarles “¡behiiiiiiiiiiind!” (detrás). Después del susto, subimos y cenamos todos en casa, nos prepararon comida riquísima, los dos japoneses hicieron un sushi increíble, nosotras como no tuvimos tiempo para cocinar, compramos helado, que es la felicidad metida en una tarrina de plástico y a todo el mundo le gusta.

Esa tarde después de clase fuimos a comprar el billete de tren para Tours, la ciudad desde la que nos vamos, y nos acompañó Edu a la estación por un atajo, entre otras cosas, nos dijo dos palabras en japonés, una era “tonto” y la otra era “chocho” pero no sabía cuál era cuál. En la cena Tere le dijo a Yusuke y a Yuichiro nuestro descubrimiento y dijimos las palabras. El pobre Yuichiro estaba tirado por el suelo y se tapaba la cara muerto de la vergüenza por lo rara que era la situación. Nosotras no podíamos dejar de reírnos, la palabra en cuestión es “manco” pronunciado así, le explicamos el significado de manco en español y no paraban de reírse cada vez que pronunciábamos la palabra.



Ni idea, Flora, Yuichiro, Yusuke, Tere y yo






Fue una cena graciosísima, de las mejores hasta el momento. Además estaba todo tan rico… cuando volvamos a casa vamos a echar de menos la comida asiática. Tere aprendió a hacer una sopa de las de Flora, ya la hizo un par de veces y le sale tan bien como a ella. Yo también he aprendido para hacerla cuando vuelva. Últimamente estamos bastante cocineras, ayer hicimos berenjenas rellenas, no estaban como las de mi madre, pero nos salieron muy bien, prueba gráfica de ello.




Esta semana fuimos al Atoll (un centro comercial) y mientras estábamos comiendo en el McDonald’s cayó una nieve-granizada increíble, Tere, Clara y yo sólo dábamos gracias por estar a cubierto. Esta semana hace muchísimo frío, de hecho ayer salimos y volvimos en bus en vez de en bici, porque entre el cansancio y el frío... Mejor volver sentadas y calentitas.









Como nos quedan pocos días aquí, hemos decidido aprovechar esta semana a tope, y ayer fuimos a tomar algo muchos de los erasmus españoles. Al final acabamos los de siempre hasta tarde, esta es una foto de ayer en el Soft, un bar de la Bressigny al que vamos bastante. 





Espero que os hayáis reído un poco con nuestras anécdotas asiáticas, que no son pocas. Besos :)

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