martes, 25 de julio de 2017

La pasajera del 7F

Como otros muchos posts, este estaba en la recámara de los borradores desde el mes de abril; y hoy me he propuesto rescatarlo. Es que después de casi un mes sin volar echo de menos subirme a un avión... 


Lunes 17 de abril de 2017.
IBZ - BCN

Querida pasajera del 7F:

Sólo quería decirle que la admiro. Quizás nunca más volvamos a encontrarnos, pero yo me acordaré de usted y de la entereza con la que afrontó su mayor miedo; el miedo a volar. Quizás no lo sabe, pero es muy valiente; primero por decidirse a subirse a un avión tras cinco años sin pisar uno, y después por entrar confesando que tiene pánico a volar. No todo el mundo es capaz de decírselo a la tripulación y una vez en el aire el miedo les paraliza por completo agravando la situación para todos los pasajeros a bordo. 

Cuántas veces habremos visto los tcps a pasajeros santiguarse en el asiento antes de despegar, o agarrarse a él como si les fuese la vida en ello previo aterrizaje... están también los que van estirados como varas sin perder detalle de nada de lo que hacemos, y los que se alarman si escuchan alguna de nuestras conversaciones descontextualizadas y piensan que algo durante el vuelo va mal. 

lunes, 20 de febrero de 2017

El cliente siempre tiene la razón

Empecé a escribir esto en enero y se quedó en el baúl de los borradores, como otros muchos pensamientos a los que no acabo de poder darles forma, pero esta semana se ha cerrado el círculo y me apetece compartir las situaciones surrealistas que se viven trabajando en una tienda de una cadena de fast fashion.

La gente es muy pesada, en general todos somos muy pesados, (sí, todos), y no pasa nada por admitirlo. Como clientes, como pasajeros o como consumidores de cualquier servicio. Siempre queremos ser los primeros en la cola de caja, los primeros para probar, los primeros a los que nos sirvan la bebida, los primeros para elegir asiento, los primeros en entrar y los primeros en salir. Pero no queremos esperar, y mucho menos que nos hagan esperar.

Todo aquel que como yo, trabaje o haya trabajado de cara al público, sabrá a lo que me refiero, porque tratar con la gente es simple y llanamente  a g o t a d o r. Lidiar con sus problemas, con sus quejas, con sus malas caras y sus contestaciones a veces es difícil, pero es un muy buen entrenamiento para el autocontrol.

Recuerdo a uno de los instructores del curso de TCP en CAE que nos decía que tuviéramos cuidado con eso, que el lenguaje no verbal también cuenta (y vaya si lo hace) y que quizás la sonrisa con la que se empieza un embarque no es la misma que cuando se acaba, aunque el gesto sea el mismo la expresión nada tiene que ver.