viernes, 15 de enero de 2016

3ª persona singular (él/ella/usted) imperfecto indicativo

Era un reclamo, como las bañeras con patas tan bonitas que hacen que te imagines el cuarto de baño idílico de un hotel cinco estrellas. Pero a la vez tan poco funcional que una pierna mal apoyada en el borde haría que volcase y se quedase completamente vacía, como tú al principio. Sin hablar del desastre implícito de mojarlo todo de una manera tan penosa; tu propio peso lo ha desmoronado y lo ha convertido en un charco de lavanda y jazmín.


Pero te gusta ese olor, no te cansa, te relaja y se te hace familiar, es el olor de estar en casa aunque sea un completo desastre con la cama sin hacer y un montón de ropa apilada sin colocar en el armario.

Era ese tipo de caos, el del desorden controlado que se maneja y no te importa porque no molesta. Que revoluciona y aturde.

Era escaparate, verborrea y gracia.

Eran tus ganas de no estar con nadie más.

Era.

Y se fue.

miércoles, 13 de enero de 2016

La independencia es un grado

La culpa la tiene el mensaje de “buenas noches”, esta dependencia y ausencia de notificaciones en Whatsapp en muchas ocasiones es la culpable de que a la 1 de la mañana te descargues Tinder, la app en la que se juntan el hambre y las ganas de comer, casi literal. ¿Con qué fin? ¿Ganarte la aprobación de desconocidos en un radio predeterminado? ¿Alimentar tu ego malherido a base de “matchs”? Al final lo consigues: “buenas noxes wapa” y te quieres morir. Hasta aquí hemos llegado.

¡¡Mentira!! Del buenas noches a los buenos días y sigue la película de tu vida. La dependencia, el aburrimiento, el ansia, la tontería del “jiji-jaja” te lleva a compartir una caña con el que podría ser (de lejos y con suerte) el que sonreía en la foto que te hizo darle al corazón sin pensártelo dos veces. Aún sabiendo que "nadie es tan guapo como en su foto de perfil ni tan feo como en la foto del DNI" todos nos dejamos impresionar engañados por lo filtros de Instagram (Valencia, te quiero tanto).

Y sin tiempo casi ni de reaccionar ahí estás, sentada frente a ese chico que hace tres días era un completo desconocido y que te hace preguntarte qué coño haces asintiendo y sonriendo como una boba; escudriñando hasta el papel pintado que decora el bar y pensando cuál va a ser la excusa de turno para levantar el culo y salir corriendo en cuanto puedas escaquearte. ¿De dónde habrá salido este espécimen? ¡¡Del mismo sitio que tú!! Tampoco seamos hipócritas.