jueves, 26 de marzo de 2015

No es lo mismo que te guste comprar ropa a que te guste la moda.

Mi trabajo de fin de máster va de bloggers, o mejor dicho, de fashion bloggers, y ya para concretar más, de los denominados "ego-bloggers", blogs que tienen como protagonistas a chicas que a través de su bitácora digital muestran sus adquisiciones y outfits a través de fotos y comparten con sus seguidores su "visión de la moda". Bien, creo que con esta definición todos tenéis a alguna de ellas identificada en la cabeza.

Mi investigación se centra en chicas anónimas que comenzaron su blog como un hobby y que actualmente lo han convertido en su profesión. Todas ellas con edades comprendidas entre los 24 y 30 años y que empezaron su andanza por la blogosfera en el 2009, cuando el auge de las bitácoras digitales no era el de ahora, y siendo ellas las primeras que cosecharon éxito compartiendo sus looks.

En el sector de la moda las blogueras españolas más internacionales están pisando fuerte, esto no lo digo yo, sus colaboraciones con las marcas más relevantes del sector así lo demuestran; su presencia en los eventos más reconocidos así lo reiteran y su "caché" aumenta a pasos agigantados cuando las empresas se disputan a una de estas chicas para que promocione su nueva fragancia, la apertura de su tienda o la presentación de la nueva colección.

Algunas de ellas han sacado su propia línea de zapatos gracias a una marca, otras (dos de las gallegas) han publicado libros, otras tienen su colección de colgantes y algunas hacen viajes de ensueño de la mano de marcas internacionales.

Mi estudio se centra en un "top 10" en el que figuran tres gallegas, y no podía ser menos, ya que Galicia es tierra de diseñadores (Verino, Adolfo Domínguez, Bimba&Lola, Purificación García...) y la cuna de Inditex, la empresa textil número uno en el mundo. Así que se daba por supuesto que alguna de las bloggers de moda más influyentes del momento fueran de esta tierra.

Hasta aquí todo bien, el "problema" surge cuando esta figura (la de la bloguera de moda, en este caso me centro única y exclusivamente en mujeres), pasa a un plano más intruso en el ámbito del estilismo y las tendencias y nos olvidamos de que lo único que hacen es comprarse ropa y hacerse fotos de sus modelitos nuevos. Algo que, si lo pensáis un poco, podría hacer cualquiera que se pueda permitir comprarse varias prendas a la semana, y ni eso, con tener un buen fondo de armario y saber combinar bien lo que se tiene también serviría.

En parte eso es lo bueno de internet, que todos tenemos las mismas oportunidades; tenemos la posibilidad de abrirnos un blog de manera gratuita y compartir con el mundo lo que nos apetezca, recetas, consejos, viajes o fotos con ropa de segunda mano comprada en Camden Town. El problema es que este perfil de blogger de moda se ha profesionalizado hasta el punto de que mi "top 10" de chicas viven de su blog y de las colaboraciones con las marcas.

Antes hablaba de intrusismo, ya que estas chicas, gracias a la influencia que han ido ganándose en la blogosfera, trabajan como estilistas, como consejeras, incluso como periodistas y en algunas casos como DJ (por llamarle algo...), sin haber tenido la formación (y quizás ni la inquietud) necesaria para cada tarea. Con lo cual aunque se profesionalice el perfil de blogger, muchas de ellas siguen siendo chicas a las que les gusta comprarse ropa y lucir palmito, que en realidad poco entienden de moda, pero que se declaran fans incondicionales de Balmain.

La front row de las mejores pasarelas de la moda del mundo, ya sea Milán, Nueva York o París, reunían al cónclave de los profesionales del sector de la moda para conocer las novedades y tendencias que entrarían pisando fuerte la nueva temporada. Periodistas especializados, críticos de moda, diseñadores, modelos y celebrities eran los habituales de estos eventos en los que no falta el glamour y la extravagancia.

Desde hace unos años esto ha cambiado. Las bloggers que fichan las firmas de moda pasan a tener su asiento reservado en la primera fila de las pasarelas, tras previo acuerdo de publicar un post en su blog a posteriori y tras unas cuantas instantáneas compartidas en Instagram repletas de hashtags. El problema viene cuando estas chicas, que la mayoría tienen estudios relaciones con comunicación o el mundo empresarial, tienen que dar su opinión acerca de las prendas, confección, inspiración de la colección... al final todas acaban diciendo lo mismo: palabras huecas.

Palabras huecas que leen miles de personas que siguen sus blogs a diario y que acaban construyendo su opinión basándose en la de alguien sin un criterio firme, porque no es lo mismo que te guste comprar ropa a que te guste la moda.

Habrá que esperar a ver cuánto dura esta tendencia y cómo evoluciona este nuevo perfil, que de momento a mí me resulta muy interesante.


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