viernes, 29 de marzo de 2013

Whatsapp

La paranoia del whatsapp nos pasa factura.

- No por mucho que mires su última hora de conexión va a conectarse antes.

- El cambio de "últ. vez hoy a las 15:43" a "en línea" mientras estás en la conversación puede provocar un mini infarto.

- "Escribiendo..." nada, "escribiendo..." nada. Odio profundo.

- A todos nos gusta la "caca feliz" y el "monito vergonzoso", pero es necesario un emoticono "corte de manga".

- Las caritas con coloretes y lenguas son fichas.

- Un "ok" es mucho peor que no responder nada.

- No se juega con las capturas de pantalla de conversaciones, te puedes equivocar y liarla parda.

- El corrector sólo es útil cuando tu capacidad para escribir de forma correcta se ve limitada por algún tipo de sustancia. O no, realmente ni eso.

- El último bloque de emoticonos no se abre ni de casualidad.

- Sacar conclusiones viendo únicamente la última hora de conexión.

- Justificar internamente el por qué lo ha leído y no lo ha contestado. Autoconvencerse con argumentos poco creíbles.

- Inventar justificaciones para tus amigas de por qué lo ha leído y no le ha contestado.

- Que el corrector te "corrija" una palabra y que la frase enviada carezca de ningún tipo de sentido, haciendo que el receptor dude de tu supuesta inteligencia.

- Cri cri; las preguntas en los grupos siempre son ignoradas.

- Los dos en línea y esa rivalidad por ver quién saluda antes.

- Gilipolleces estilo: "no voy a abrir el whatsapp hasta dentro de una hora".

- Tener un iPhone, quitar la última hora de conexión para hacerte el interesante. Aguantar un día.

- Reglas absurdas como: "el último en despedirse será el saludado al día siguiente".

- De repente a todo el mundo le entra el sentimiento de "padre preocupado" y te pregunta que por qué estabas despierto a x hora.

- Aburrirte y mirar los estados de la gente.

- Ir riéndote solo por la calle mirando para la pantalla como un idiota.

- Un guante puesto y el otro no, malditos táctiles.

- Grupos de amigos de siempre, de los de la uni, otro de la familia, otros para trabajos de clase, viajes, regalos de cumpleaños, fiestas sorpresas.

- "Masculinización" femenina cuando el móvil ya no va en el bolso, sino en el bolsillo.

- Cuando esperas algo: varios mensajes de varios contactos, todos de grupos. Fail.  Tener todos los grupos silenciados permanentemente y emocionarte cuando vibra el móvil. Que sea tu prima o la amiga de turno. Fail.







martes, 26 de marzo de 2013

Tears in Heaven

Hay días que no se olvidan, y pase el tiempo que pase, podrías reconstruirlos una y otra vez sin olvidar ningún detalle.

Semana Santa de 2010

Mis padres y yo nos íbamos de viaje, me acuerdo de odiar ese viaje incluso antes de haber salido de casa, porque yo no tenía ningún interés en irme de Santiago y pasar la Semana Santa fuera, pero mi madre insistió y como es bien sabido por todos, ellas son las que tienen siempre la última palabra. Digo íbamos porque cuando llevábamos más de 4 horas en el coche habiendo dejado Galicia y la lluvia muy atrás, sonó el teléfono, y la voz que nos hablaba a través del manos libres nos dio la noticia que hizo que tuviéramos que dar la vuelta.

Recuerdo la conversación de mi madre con la recepcionista del hotel para cancelar la reserva, mi padre intentando dar un consuelo imposible, y el primer sms que escribí para dar una noticia que ni yo misma me podía creer, me temblaban los dedos cada vez que tecleaba su nombre. Sin quererlo empecé a reconstruir cosas en mi cabeza, lo último que habíamos hablado había sido por tuenti, pero tampoco en profundidad porque nos íbamos a ver en vacaciones. Entonces me arrepentí de todo lo que no había dicho, de lo que no había hecho y de lo que ya no podría hacer nunca más.

Teníamos que volver a Galicia para estar ahí, pero había muchos kilómetros de por medio y muchas horas para pensar; estuvimos los tres callados casi todo el trayecto de vuelta. Yo tenía muchas preguntas que hacer, pero no sabía por dónde empezar, era como si hablar del tema lo hiciera realidad antes de llegar, y omitirlo era una manera de creer que no podía ser cierto, no por el momento ni hasta verlo con mis propios ojos. Recuerdo la mirada fija de mi madre en la carretera... no sé cómo fue capaz de conducir, porque yo no podía ver nada más allá de la tristeza que se me escapaba por los ojos.

Se repetían las llamadas y la misma frase una y otra vez resonando dentro del coche. Esas palabras siempre tenían el mismo efecto en mi cabeza, y otra vez me venía el mismo pensamiento a la mente: nunca más voy a verla. Nunca. Nunca. Nunca. Nunca. No podía ser cierto. "Nunca" y "siempre", dos palabras tan rotundas y pesadas como la misma muerte. Cuando llegamos a Galicia la lluvia era la que nos recibía, fue como si el tiempo se hubiera solidarizado con nuestra pena y las nubes estuvieran descargando todas las lágrimas que teníamos dentro. Estuvo lloviendo toda la semana.

Ahora me parece que ha pasado una eternidad desde ese día, y a la vez que fue ayer, la relatividad del tiempo se mide en los días que te echamos de menos, porque el 27 de marzo de 2010 dejó de cumplir años y una parte de mí se fue con ella. Envidio a toda esa gente que tiene fe en algo y se aferra a ella como un clavo ardiendo, precisamente por eso, porque tienen algo en lo que creer.


"En ninguna otra situación como en el duelo, el dolor producido es total: es un dolor biológico (duele el cuerpo), psicológico (duele la personalidad), social (duele la sociedad y su forma de ser), familiar (nos duele el dolor de otros) y espiritual (duele el alma). En la pérdida de un ser querido duele el pasado, el presente y especialmente el futuro. Toda la vida, en su conjunto, duele".


domingo, 24 de marzo de 2013

El último beso


Mientras él dormía, ajeno a sus preocupaciones y absorto en sus sueños, ella intentaba vestirse lo más rápido posible, sin hacer ruido ni encender la luz para irse cuanto antes de allí sin que él se lo pudiera impedir. La luz que se colaba por debajo de la puerta le daba a la estancia un aire extraño, como siniestro, la sombra del cabecero de la cama se proyectaba en la pared contigua como una puerta de rejas. Su propia sombra estaba encarcelada en ese cabecero, y es que así era como ella se sentía; presa.

Una vez fuera de la habitación sólo había que encontrar los zapatos y borrar toda huella de cansancio de la cara. Ya en el baño se miró en el espejo, la cara que le devolvía la mirada no le parecía la suya. Debajo de los ojos las ojeras eran tan profundas que la expresión que tenía era de una tristeza absoluta, los labios estaban agrietados y parecía que las pestañas escaseaban. El último beso se lo dejó marcado en el espejo del baño, no le acompañaba nada más que el vaho que se desvaneció cuando separó su cara del cristal y la marca redonda del mentón, haciendo un óvalo perfectamente simétrico debajo de unos labios que habían sido suyos.

Ese beso no estaba acompañado de palabras de despedida, porque no había nada más que añadir al sello rojo de unos labios que se iban para no volver. No había sido premeditado; era el adiós menos violento y con más interrogantes que se le pudo ocurrir; porque siendo un poco egoísta, él también se merecía experimentar en su propia piel el sufrimiento que ella llevaba cargando durante mucho tiempo.

El recuerdo de lo que era un beso se quedó en ese espejo días, semanas, meses… hasta que el propio paso del tiempo lo fue deteriorando poco a poco, siendo borrado por completo sin que nada lo impidiese. Desapareció del espejo pero nunca de sus recuerdos; cada noche, antes de irse a dormir, podía sentir el roce de sus labios, el calor de su aliento y el olor de su piel.

Un minuto de silencio por todos esos besos que se han quedado en tus labios.


sábado, 2 de marzo de 2013

Trauma superado


Empecé este post escribiendo desde el tren, porque el jueves por la tarde fui a Pontevedra para hablar con mi tutora del TFG (trabajo fin de grado), aproveché la visita a la facultad para hacer un par de gestiones y después ir a visitar a mi querida Laura Bravo a su pisiño. Entre ir y venir de Pontevedra para ir a clase o reunirme con mi tutora, y el curso que estoy haciendo en Coruña los sábados por la tarde, me estoy haciendo muy asidua a renfe, y como no me gusta nada perder el tiempo, o sentir que lo pierdo, me llevo el ordenador a todos lados, para ver series, escribir o acabar trabajos pendientes (además de un libro reglamentario, una libreta y un boli, el iPod, el móvil etc). Tantos trenes cojo últimamente que cada vez que cambio de bolso o cojo un abrigo diferente, me encuentro con los típicos tickets por todos lados. Prueba gráfica (esto es sólo de febrero):



Como novedades reseñables, el curso que acabo de mencionar, al que me apunté con Julia, una amiga de la carrera. Yo me enteré de su existencia porque mi abuela fue al Museo de Arte Contemporáneo en una de sus visitas a Coruña y me trajo un papelito con toda la información porque sabe que me encantada todo lo que tenga que ver con carteles, publicidad impresa y diseño. El curso en sí se lleva a cabo allí, y trata de la historia del cartel y las estrategias visuales de la persuasión. El primer año de carrera dimos algo de esto en la asignatura "Historia de la propaganda y la publicidad", pero muy por encima, unas escasas pinceladas, que espero ampliar este mes porque es un tema que me interesa. Son los sábados por la tarde hasta el 23 de marzo, de momento llevamos dos clases pero nos ha gustado mucho.