Cuando vuelvo a mi ciudad después de mucho tiempo es como si
hubiera cambiado algo; Santiago tiene la magia de una ciudad envolvente que te
da la bienvenida de una forma diferente cada vez que vuelves. Será la navidad,
las luces y el bullicio, pero esta vez he visto mi ciudad mucho más bonita que
de costumbre.
Me refiero a mi ciudad porque siendo egoísta, siento que me
pertenece un poco, he nacido y me he criado aquí, he visto cómo ha crecido y me
conozco cada rincón que ofrece esta ciudad empedrada. Cuando vuelvo después de
una temporada larga, me gusta salir sola a pasear y recorrer las calles como si
fuera la primera vez que piso los adoquines que cuentan la historia de
Compostela.
Una de las cosas que hice al llegar, además de pasear, fue
ser secuestrada por mi madre e ir al centro comercial nuevo de As Cancelas a
comprar regalos y hacer recados. Tenía ganas de ir por una tienda en concreto,
Primark, pero una vez allí me agobié con tanta gente, tantas cosas y los
villancicos de fondo. Una estampa navideña que cada año que pasa me gusta
menos, me estoy haciendo mayor. En dos días fui tres veces, con mi madre y con
mi prima Marta.
Es cierto que a Santiago le hacía falta un centro comercial
decente, ya que ha sido Coruña quien se ha llevado todo esto en los últimos
años, pero no deja de ser un edificio destinado al ocio y a las compras que no
tiene mucho que admirar. Eso sí, tras la
apertura de As Cancelas, Santiago ya cuenta con h&m, c&a, Cortefiel,
Primark, Foster’s Hollywood y un cine de verdad entre otros, como capital de
Galicia nos da un plus que yo creo, era necesario. Esperemos que a pesar de la
crisis, funcione.
Lo que no podía faltar, era el reencuentro con mi familia y amigos.
En Santiago, Sebas fue de las primeras caras conocida que vi, él volvió por
navidad de su Erasmus en Polonia, por lo que los dos teníamos mucho que
contarnos. Brais fue el segundo en recibirme, y ese mismo día pero por la
noche, tuve cena con casi todas mis amigas. No pude tener una bienvenida mejor.
Brais y yo
Pintos, yo, Sara, Leti, Pazos, Laro, Nere, Inés, Sara y Bea
Lo que decidió arruinarme un poco el fin de semana fue la caldera de mi casa, que sin previo aviso dejó de funcionar el sábado por la mañana, dejándonos sin calefacción y sin agua caliente hasta el lunes por la tarde. Lo de la calefacción tiene un pase, te pones una capa más y una manta y listo, pero lo de ducharse con agua congelada en pleno mes de diciembre lo llevé un poco peor. Eso sí, con lo que nos han timado con el arreglo, no descarto hacerme arregla-calderas en un futuro, si veo que lo de la publicidad no es lo mío.
Después de pasar tres días de sufrimiento con respecto al tema higiene en la era glaciar, el lunes nos fuimos a pasar la nochebuena en casa de mi abuela, en un pueblo conocido por sus pimientos,
Padrón city. Después de tanto tiempo sin pisar España, se agradecen las cenas en familia y sobre todo, los menús navideños, siempre tan elaborados y tan ricos. En mi casa la que decora la mesa es mi abuela, y las que cocinan son mis tías, el resultado siempre es inmejorable.
Mi prima Marta y yo
Este año como primicia y después de la lucha continua por parte de Marta, hemos hecho el famoso juego del amigo invisible en navidad. La mayoría somos mayorcitos y así en vez de hacer muchos regalos que al final son tonterías, nos regalamos uno guay y todos contentos. La cantidad establecida fueron 50 euros, que no está mal.
La cosa fue que el sorteo lo hicimos el año pasado en la cena de nochebuena, y yo cuando volví a Santiago no me acordaba de quién me había tocado, tuve que hacer un pequeño sondeo para hacer memoria. Lo mejor fue que mi prima Sara estaba convencida de que le había tocado mi tía, lo que no podía ser, porque le había tocado a Marta, y encima ésta ya le había comprado el regalo. Vaya lío, pero al final fue gracioso porque estábamos todos al acecho a ver si adivinábamos quién le regalaba a quién, engañando a otros... parecía que teníamos 10 años... ¡Yo os lo recomiendo!
Nochebuena y Navidad estuvieron bien, pero para mí lo mejor de estas fiestas está todavía por llegar, véase fin de año, Reyes y lo que más me gusta... ¡¡¡las rebajas!!!. Este año mis amigas y yo no tenemos ningún plan fijo para la noche de fin de año, y la mitad de nosotras no tenemos ni vestido ni ganas de pensar lo que nos vamos a poner (reitero eso de que nos hacemos mayores). Esa noche al final es una más y todo el mundo va tan elegante que nadie destaca entre tanta lentejuela.
Y ya para despedirme, adelantar que tengo una entrada pensada de un tema muy friki de estos que me gustan a mí, pero me la reservo para cuando tenga más material, además también tengo un plan en mente que me apetece contar un poco por aquí cuando lo tenga empezado, por el momento lo dejo así, en el aire, que tiene más gracia.
Espero que vuestras respectivas cenas y comidas hayan ido bien y que sigáis disfrutando de las navidades. ¡Un beso!
¡Menos mal que tenemos a tus tías para cocinar, tanto en nochebuena como en navidad!. Un beso para las cocineras, todo estaba muy bueno y muy rico.
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