sábado, 8 de agosto de 2015

El "pis urgente"

Últimamente Midi es mi segunda casa. Midi es una de las estaciones de tren que conecta Bruselas con Europa y el resto del mundo. Está situada al sur de la ciudad y el ambiente por esa zona cuando cae el sol no es demasiado recomendable. 

He venido a Midi utilizando diferentes tipos de transporte público, el bus, el tranvía y el metro, y siempre accedo por la misma entrada, una de las principales, en la que hay colocado un "meadero" para hombres. Sí, sí, estos de plástico (o pvc, no sé, no soy experta en materiales) para miccionar de pie que está dividido en cuatro cuadrantes, como los que instalan en los festivales y gracias a los cuales los hombres se pueden librar del hedor que nace de los WC-cabinas que tenemos que usar las mujeres.

A lo que voy, esa entrada por la que accedo al interior de la estación es la única parte de la misma en la que hay WiFi, el que se puede "robar" del Hotel Ibis, porque lo que es dentro de la estación, éste brilla por su ausencia. Con lo cual, como hace todo el mundo en los minutos de espera antes de coger un tren, suelo estar allí de pie plantada con el móvil, bien haciendo scroll en el muro de Facebook o contestando los últimos mensajes de Whatsapp.

La sola presencia de esos "meaderos" me perturba, pero que además se usen, me alucina; el olor a orín rancio y el suelo mojado formando sospechosos riachuelos también. Salir de la boca del metro, del autobús o del tram y ver justo enfrente a un señor en directo haciendo sus necesidades es algo que me da mucho asco (llamadme sibarita). En medio de la calle, en una estación central de una capital europea.

Lo que más me molesta del asunto no es el hecho de que haya hombres que se desahoguen de la presión de su vejiga en este "baño", bien por ellos que no tienen problema en llevar a cabo semejante acto tan íntimo y personal delante de todos los usuarios de la estación, sino la injusticia de que sólo exista la opción masculina y que no haya una cabina para mujeres (o para ambos sexos).

Aquí, y ahora mismo en casi todas las estaciones europeas, hay que pagar por utilizar el servicio. En Midi cuesta exactamente 0,50€ que me ha tocado apoquinar alguna vez por extrema necesidad. Encima al ser de pago, los baños tienen un horario limitado (si llegas en un tren a medianoche es mejor que hagas pipí -o lo que sea-, en el tren antes de llegar) porque eso de poner tornos aún no se les ha ocurrido, y lógicamente no van a tener a nadie esclavizado cobrando a la gente 24h nonstop. Sobra añadir que no son el mejor ejemplo de limpieza, podían invertir mejor la recaudación que hacen, que ya de pagar al menos que sea por un motivo justificado. No pido que se pueda beber del agua del WC, pero sí un poco de ambientador, la opción a sentarse sin temor a contraer una infección... lo normal vaya.

Pero bueno, a lo que iba, la injusticia en cuestión me enerva porque yo siento la imperiosa necesidad de ir al baño muchas veces al día, y más cuando sé que no tendré opción durante horas (mi teoría es que mi vejiga es más pequeña de lo normal) y que sólo exista la opción habilitada para orinar para hombres me desquicia.

Nunca me he quejado por tener que pagar en una estación por utilizar el servicio, salvo hace un mes en Luxemburgo, pero no por el hecho de pagar en sí, sino porque las mujeres pagábamos 1,50€ y los hombres 0,60€. Me pareció el colmo, ¿a cuento de qué? Y claro, vosotros pensaréis, "los hombres no usan papel", pues no me parece motivo suficiente para esa desigualdad, cuando además eso no tienen por qué ocurrir en todos los casos y se paga por usar el baño, no los centímetros de papel o la cantidad de jabón que vayas a servirte.

Además que tampoco yo voy a darle explicaciones a la señorita de la puerta que me cobra, lo que voy a hacer, si necesito papel o si no. Ese día no era problema de mi vejiga pequeña sino de mi miopía, tenía que quitarme las lentillas para volver a ponérmelas limpias y no podía hacerlo sin un espejo, con lo cual ahí ni siquiera estaría contando como uso del baño si nos ponemos exquisitos con el tema del papel o del agua.

En fin, le expuse a la amable señorita mi parecer a modo de afirmación categórica y le comenté que me resultaba injusto que las chicas pagásemos más del doble por usar el baño, a sabiendas de que no era su culpa. Por este motivo no le di más vueltas, ya tendrá ella bastante con pasarse sus x horas sentada en un mostrador de la planta baja de una estación aguantando a tías repelentes como yo.

También influyó que me estaba viendo reflejada en el espejo que tenía enfrente (ella detrás) con los ojos como tomates amenazando una conjuntivitis alérgica si no hacía algo rápido. Entre eso y que no pude evitar sentirme como mi madre, doña quejas y justiciera de causas perdidas, abandoné cualquier intento de queja o súplica, sabiendo que si yo fuese mi madre y yo su hija -que lo soy-, le estaría diciendo a Ángela que dejase en paz a la pobre mujer, que no iba a ganar nada quejándose e iba a tener que pagar como todo hijo de vecino, así que pagué religiosamente y amorticé la entrada al baño como si se tratase de un spa.

Como vengo de Midi, de vivir hace unos minutos la escena del señor en el "meadero", ahora mismo escribo esto en el tren, con mi ferviente indignación muy fresca sin opción a debatirla con nadie, tengo dos horas por delante y será la primera vez que pise suelo holandés, y aquí estoy, hablando conmigo misma en vez de estar leyendo lo que me he traído para el trayecto sobre Rotterdam (sí, debo ser de las pocas personas que van antes a Rotterdam que a Amsterdam, hay que ser un poco original en esta vida). 

Diré a mi favor que lo decidí ayer a la 1 de la mañana y lo poco que leí de la ciudad en una búsqueda rápida en Google eran cosas que ya sabía. Que es la segunda ciudad más importante de Holanda, que fue devastada en la Segunda Guerra Mundial y tuvo que ser reconstruida casi totalmente, que es conocida por su arquitectura moderna y que es el puerto más importante de Europa. Lo que yo traduje como: un ir y venir factible en menos de 24h a una ciudad que promete, al menos histórica y fotogénicamente hablando.

Al mismo tiempo me convenzo a mí misma de que yo soy una "viajera" en vez de una "turista" que recurre a la improvisación en lugar de catalogarme como un desastre que no ha planeado nada. Esta distinción entre términos (o matices) está basada en uno de los artículos de la página web Upsocl que leo de vez en cuando y que apuntan a niveles de penosidad tales como: "8 comportamientos bastante comunes que destruyen tu relación" o "La importancia de perdir perdón" (verídicos).

Sí, a veces me sorprendo a mí misma leyendo cosas como estas, confesaré que algunos no me disgustan, como el que citaba unas líneas más arriba, de la diferencia entre "viajero" y "turista", pero ahora dudo que lo haya sacado de ahí.

Pero no sé a quién voy a engañar, cuando llevo descargado en el móvil el plano de Rotterdam de Google Maps para ver offline y sé que lo primero que haré al llegar a la estación será buscar la oficina de turismo para hacerme con uno en papel, que seguramente no lo consulte, pero tenerlo ahí me da seguridad. Así que de momento de "viajera" aventurera como tal tengo poco.

Después del inciso, prosigo dándole vueltas a lo del meadero masculino, quizás soy una exagerada quejica, son dos adjetivos que me definen bien, pero esta vez veo justificada la queja (la exageración siempre le da un poco de emoción al asunto). Lo del pis urgente es algo que tengo en común con dos de mis primas. Sara y Marta, no sé si será que me lo han acabado contagiando o que yo misma lo he somatizado por todo el tiempo que pasamos juntas. 

La primera, Sarita, invierte mucho tiempo en el servicio, más que en cualquier otra estancia de la casa; y esto no es una exageración. Lo sufro cada vez que compartimos habitación en el apartamento de la playa de nuestros abuelos en el que solo hay un baño y siempre está ahí, peinándose, maquillándose, mirándose en el espejo, o haciendo lo que se hace en el baño por definición. Lo de Marta ya es otra liga, pero quienes nos conocen a las tres saben de lo que hablo.

Sé que ellas se escandalizarían tanto como yo del meadero de pie en plena entrada principal de una arteria ferroviaria de Bruselas, de lo cual me alegro. Sarita más que Marta, que compararía el precio por un pisecito de nada con una cheeseburger del McDonald's o una camiseta de rebajas encontrada en la esquina del último Zara de Orense.

Ahora es cuando me viene Brais a la mente, porque él sí que sufrió mi incontinencia (esto es exageración) durante estos días que vino de visita, culpándome de mi lentitud, de mi dependencia del WC y de "llegar tarde" al free tour por mi visita al baño del bar en el que nos habíamos tomado una de las ultimas cervezas en Gante (después de una cerveza, y más si es de las medio litro, hay que ir al baño obligatoriamente, esto es así como una ley universal).

Y esa es otra, siempre, siempre, siempre (esto no es exageración) voy al baño de los locales en los que tomo algo, como, etc, también llamados bares y restaurantes. Ya no por el tema de mi "pis urgente", que también, sino por mi espíritu curioso -cotilla- en cuanto a decoración de baños se refiere.

He estado en sitios increíbles con un baño que bajaba el nivel hasta el subsuelo, y viceversa. Especialmente recuerdo los baños del Hotel Sacher en Viena, que si me descuido merecieron más la pena que la dichosa tarta, por la que nos clavaron un buen pico, y además de decepcionante diré que la que hace mi madrina está infinitamente mejor.

Duré en mi defensa que esto del baño no es solo cosa mía, es algo muy arraigado femeninamente hablando; porque es verdad que las chicas vamos al baño juntas, es un acto de solidaridad entre nosotras. Nos sentimos seguras con una de las nuestras sujetando la puerta que no cierra, haciendo de mediadora cuando las que esperan se enfurecen por la tardanza de la que ocupa el escusado, o consiguiendo un kleenex haciendo de relaciones públicas...

Serán cuestiones femeninas, pero muchas de nosotras hemos hecho amigas en los baños de una discoteca, o de una estación, compartiendo quejas o pasta de dientes (esto último me ha pasado en un aeropuerto). Cuando la espera es agónica aflora nuestra sensibilidad.

En fin, como diría mi buen amigo Roberto y poniendo fin a esta perorata sinsentido (soy consciente), concluyo: "problemas del primer mundo".


Estación Bruselas Midi - Station Brussel-Zuid - "Meadero de pie"

PD - Sí, sí que era de Upsolc lo que leí de "viajero" vs "turista", pero lo que me gustaron en sí fueron las ilustraciones, aquí lo dejo para disfrute colectivo. ¡Id a Rotterdam si tenéis oportunidad!

No hay comentarios:

Publicar un comentario