No era mi plan tener esto tan desactualizado, de hecho tengo
una entrada en el apartado de borradores desde el 28 de abril, bajo el título “el gym”, animada por Roberto (mi compañero de piso) a que escribiese algo
sobre el tema una vez que retomé el saludable hábito de hacer “deporte” hace un
mes escaso, (¿lo que se hace en un gimnasio realmente se puede llamar
deporte?), pero bueno, como no acabo de escribir nada que me convenza, ahí se
quedará hasta que me venga la inspiración.
Y es que precisamente Roberto es el culpable de que hoy me
apetezca escribir algo, o no; la culpa la tuvo realmente una visita que hicimos
en marzo a uno de los templos de cultura y modernitos por más metros cuadrados
del panorama actual, la Fnac. Después de perdernos por las estanterías llenas
de libros de lo más apetecibles ojeando y curioseando (literalmente, porque la
Fnac de Plaza Cataluña es gigante), nos acabamos reencontrando cada uno con un
libro bajo el brazo.
La verdad es que no me gusta demasiado la novela con la que
estaba ("Palmeras en la nieve" de Luz Gabás) pero la tengo bastante avanzada como para abandonarla (y la terminaré antes de que acabe el mes), e hice bien en
cambiar porque “La Creatividad” no me duró mucho. Lectura fácil, bien estructurado, 185 páginas repartidas en prólogo, introducción, epílogo, agradecimientos, y lo importante: 10 capítulos muy interesantes.
Bassat&Ogilvy son quizás uno de los primeros nombres que
aprendí cuando empecé la carrera de Publicidad, y en ese momento de total
confusión e ignorancia ese binomio se quedó grabado en mi cerebro como
americano. No fue hasta que leí “El Libro Rojo de la Publicidad” cuando
descubrí que Bassat se llamaba Luis (Lluís mejor dicho) y que era de Barcelona.
Ogilvy era inglés pero vivió muchos años en Estados Unidos.
Un gurú de la publicidad a nivel mundial, perdón, PUBLICIDAD
en este caso, era español y me había pasado completamente desapercibido ese
dato, a partir de ahí y obviamente sugestionada, sus campañas me parecían
incluso mejores de lo que son. Y no es que lo diga yo, es que lo estudiamos en
la carrera porque sus más de 400 premios así lo confirman.
En el libro hace un repaso de toda su trayectoria como
publicitario, sus campañas, los spots que han sido oros en festivales
internacionales y experiencias más personales pero siempre enfocadas a la
creatividad. Hace muchas referencias a la ciudad de Barcelona y a profesionales
que he tenido el gusto de escuchar gracias a la Universidad, como Toni Segarra,
entre otros.
Una reflexión que me ha gustado en especial es la que hace
acerca del término que da título al libro. Bassat explica que la creatividad es
una palabra que los “publicitarios” se apropiaron y como aparentemente
concuerda con el ámbito que se le ha atribuido, ahí se ha quedado; pero que
ésta es extensible a todos los campos por que todas las personas son creativas
por naturaleza. Un ejemplo que me ha encantado ha sido el de su amigo Rafael
Marquina, diseñador e inventor de algo tan simple y tan revolucionario como
esto.
En otro capítulo xplica los caminos creativos que resumen
todas las ideas publicitarias y que yo en su momento, estudié en la universidad.
Ejemplifica con campañas antiguas y con otras más actuales para dejar bien
claras las diferencias, para mí lo interesante era tratar de recordar con
nitidez los spots de los que habla y que argumentan el camino elegido.
Una cosa que desconocía por completo y que me llamó la
atención, es que Bassat ganó la Medalla de Oro Barcelona ’92 por su
contribución al éxito de las Ceremonias Olímpicas, y que la idea de encender el
pebetero con un arquero y una flecha fue suya (y de su equipo). Enseguida me
vino a la mente mi madre repitiéndome cada edición de los JJOO que aquella fue
la manera más sorprendente de darle vida a llama olímpica, “la mejor de la
historia”, bajo su criterio, claro.
Tenía apenas un año cuando fueron los juegos en Barcelona y la primera vez que vi el vídeo en YouTube del encendido, ya me habían destripado todo el misterio y la tensión era inexistente porque sabía que no iba a fallar. Como no creo que nunca se llegue a materializar “Madrid dosmilequis” de momento esa flecha seguirá siendo una parte importante de nuestra historia; ella, y Luis Bassat.
Tenía apenas un año cuando fueron los juegos en Barcelona y la primera vez que vi el vídeo en YouTube del encendido, ya me habían destripado todo el misterio y la tensión era inexistente porque sabía que no iba a fallar. Como no creo que nunca se llegue a materializar “Madrid dosmilequis” de momento esa flecha seguirá siendo una parte importante de nuestra historia; ella, y Luis Bassat.
"Reglas para la creatividad: Regla 1: no hay reglas;
Regla 2: nunca olvides la regla 1"
David Ogilvy
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