Hoy
escribo en el tren, después de un mes de silencio me
apetecía volver a escribir y dar señales de vida, aunque poco a poco me doy
cuenta de que estoy abandonando esto sin ningún tipo de remedio.
Después
de pasar el fin de semana fuera de casa y estando sentada en un tren lleno de
gente con caras largas, soy consciente de que mañana es lunes y otra vez vuelta
a la rutina, aunque realmente mucha rutina tampoco es que tenga; porque antes
mis días se basaban en ir a la agencia y hacer prácticas de coche, algo que ya
he dejado porque aprobé el carnet de conducir hace semanas, el día de mi cumple
para ser exactos.
Mi
profe de autoescuela es tan majo y le cogí tanto cariño que no dudé en recomendárselo a mi
amiga Sara, que aprobó el teórico el día que yo me sacaba de encima por fin la
autoescuela. Mis mañanas siguen siendo en Efe, pero cada una no tiene nada que ver con la anterior, y el carnet se
sustituye por las tardes enclaustrada con Sara y nuestros respectivos trabajos de fin de grado, que aunque no quiera lo tengo ahí metido en la cabeza todo el día como un peso que me oprime las neuronas.
El tiempo de Galicia no mejora mucho la situación... si miro por la ventana veo llover y llover. El cristal está
medio empañado por el calor que hace en mi vagón y lleno de gotas que lo
recorren de lado a lado. El día es gris
como si estuviésemos en diciembre y en vez de en España a 16 de junio parece
que estoy de nuevo aterrizando en Francia en septiembre, donde el frío y la
lluvia fueron los protagonistas de mi día a día.
Serán los domingos que me ponen morriñenta o que hacen que
me de cuenta de lo rápido que pasa el tiempo. Sin enterarme en una par de
semanas nos graduamos y yo me siento igual que cuando llegué a Pontevedra por
primera vez con Lara y Pintos. La diferencia es que tendré un papelito en el
que diga “Graduada en Publicidad y Relaciones Públicas” y en lugar de dos
amigas me llevo much@s más.
No estoy tan perdida como cuando tenía 18 años pero ahora
con 22 tampoco es que tenga muy claro lo que quiero hacer, sería feliz haciendo
un hipotético 5º curso para aclararme las ideas. Aunque las prácticas en Efe me han venido bien en muchos aspectos, sigue sin ser el contacto
con el mundo laboral que yo me esperaba, ya que ser redactora en una agencia de
noticias es un papel 100% de periodista, algo a lo que yo no pretendo dedicarme
(aunque ahora que lo he experimentado tampoco lo veo descartable).
De repente has crecido, te has hecho mayor, has madurado y
la gente espera cosas de ti. Me hace gracia pensar la imagen mental que tenía
yo de los que acababan la carrera cuando yo la empecé. Los veía como los
adultos que todavía creo que no soy, me siento un poco adolescente y un poco
adulta, pero viendo todas las responsabilidades que me vienen encima y
sintiendo que me quedan grandes, me entran ganas de quedarme en el grupo de los teenagers
un par de añitos más.
Espero que este miedo, o lo que sea que tengo dentro y que
cada vez incrementa, se transforme en algo tranquilizador cuando por fin
encuentre mi sitio.
El futuro para los optimistas.
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Emilia