“Ni Francia es sólo París ni España es todo Madrid”.
Es la respuesta que se me ocurre cuándo alguien me pregunta
(con su buena intención) que qué tal de Erasmus en París. Os resumo brevemente:
estoy viviendo en una ciudad llamada Angers, perteneciente a la región del Pays
de la Loire y a una hora y media de la capital francesa en TGV (tren de gran
velocidad).
Esto no es París pero también tiene su encanto, la icónica
torre Eiffel aquí es una majestuosa catedral, y no es el Sena quien baña la
ciudad, sino la rivera del Maine y del Loira; y Versalles le deja paso al
Castillo de Angers, auténtico protagonista de las visitas a esta ciudad.
Vivo en un estudio con todo lo necesario para sobrevivir: un
techo, una cama, internet, baño equipado y una cocinita que quién me diera
cuando tenía 10 años para jugar. Es un ático por lo que pega el sol cuando le
da por salir y se oye la lluvia (como si me fuese a caer encima el techo)
cuando las nubes amenazan.
El estudio es de una familia francesa que acoge estudiantes
(en total somos 10 de diferentes nacionalidades), algunos viven en la casa con
ellos y otros tenemos nuestro propio espacio en edificios separados. Gracias a
dios yo he tenido esa gran suerte, porque la familia es de lo más pintoresco
que he visto en Angers hasta el momento, se merecen una entrada entera sólo
para ellos., por lo que ya iréis sabiendo de sus hazañas.
La otra suerte que me ha acompañado desde que he aterrizado
en tierras francesas se llama Tere y se apellida Santos; que no le puede venir
más al pelo porque es un auténtico ángel, ya no sólo por su apariencia adorable
gracias a sus ojos verdes y a sus ricitos rubios, sino porque tiene más
paciencia que un santo (valga la redundancia). ¡Es de las personas que están de
buen humor hasta por las mañanas! Ya os podéis hacer una idea de lo riquiña que me
es.
Cambiando de tema, mi francés es de nivel clasificable como
“lamentable”. En el momento en el que elegí este destino no pensé que fuera a
estar tan verde como lo estoy. ¿Sabéis cuándo entendéis todo lo que os dicen
pero es imposible escupir ni una sola palabra? Pues eso. Lo que hago yo es escupir y farfullar palabras en andreafrancés, acabarán aceptándolo como dialecto, hay que llevarlo con humor. Menos mal que Tere se defiende
bien y esta semana ha hablado por las dos.
Pero no todo es francés, como estamos en la era de la
globalización, nos ha tocado una vecina taiwanesa que es todo amor. Digo “nos
ha tocado” porque Tere y yo somos vecinas, yo vivo en el estudio nº5 y ella en
el 4º. Flora, la chica de Taiwán, en el 3. Me reconforta porque con ella
hablamos en inglés y al menos puedo comunicarme y hablar como una persona
normal. Además que nunca viene mal practicar inglés, que desde bachillerato lo
tenía algo oxidado. No sólo mejoramos nuestro inglés sino nuestra maña en la cocina, porque entre tanto foráneo lo que manda es la tortilla de patatas, a Flora le encanta, y a nosotras nos encantan los diferentes tipos de té, caramelos y remedios naturales que nos ofrece siempre. Es una suerte vivir al lado de una persona con una cultura tan diferente a la europea, estamos encantadas.
Lo que no faltan de momento son risas, de estos ataques que
te dejan la tripa dolorida como si estuvieras haciendo abdominales durante horas. Risas
desde el desayuno hasta coger el bus para ir a clase (vivimos lejos y somos
vagas), y risas sobre todo ante la ignorancia de no entender nada. La gente española que he conocido hasta el momento muy bien, de todas partes, cada uno con nuestros acentos y con nuestro lío particular para firmar el contrato de estudios. Con mil papeles que cubrir y a mil reuniones que acudir. Burocracia universitaria para todos los gustos y todas las carreras. Pero como buenos españoles que somos, con la calma, y los franceses como buenos franceses que son, con la prisa, los plazos, las entregas y los folios de colores para señalar la importancia de los documentos. Menos mal que somos unos cuantos para salir de clase y meternos en un bar francés a olvidarnos un poco de todo.
Una cosa que me encanta y he descubierto aquí es la bici, es lo normal para desplazarse y como es una ciudad llana, la tediosa caminata se convierte en un placer al cambiar andar por pedalear. Además hay que
europeizarse e ir en bici, igual que comer a las 12:30 y cenar a las 20:00 cuando ruge el estómago. En cuestión de estómago se come bien, sobre todo si te gusta el queso y el vino. Si prefieres algo más spanish el bolsillo se resiente, como el resto de Europa, Francia es caro. Es caro salir de fiesta, ir a tomar algo y la vida en general. Eso sí, el menú en el comedor universitario son 3€ y las 2:00 es la hora a la que cierran todos los pubs y bares por la noche. Lo que es el ambiente nada que ver con España, pero es que la vida española no la hay en ningún otro sitio. Cuántos más países conozco más me gusta el mío.
Y con esta entrada empieza un blog que espero llenar de muchas cosas que contar a todos aquellos que os interesa mi estancia en las francias.
Bisous!
Esa es mi Andre..te entiendo perfectamente pero ya veras como al final tu frances sera perfecto. un besazo
ResponderEliminarMe ha encantado tu descripción de las nuevas circunstancias universitarias y caseras....como dice Martita, ánimo!!!, dentro de poco te moverás como "pez en el agua", sólo es cuestión de tiempo.Besazos.
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