Hay canciones que te llevan atrás en el tiempo, te recuerdan momentos
que creías olvidados reviviéndolos con absoluta nitidez. Algunas te traen
el resquicio de un dolor superado, otras te suben el animo como un chute
de felicidad. Hay canciones para determinados momentos y para
diferentes sentimientos.
Con los olores pasa lo mismo. Cada persona desprende un olor distinto,
tan característico, tan suyo, tan intransferible, tan personal.. Da igual que
dos personas usen la misma colonia, porque en la piel de cada uno el
aroma es distinto. Así el olor es algo que se queda grabado en el cerebro,
y aunque pase el tiempo, no se olvida. Hay olores que te recuerdan
determinados momentos y personas, olores familiares que te hacen sentir
bien, como en casa. Cuantas veces nos habrán dicho "huele a ti" y nos
habremos preguntado cómo será ese olor porque no podemos percibirlo;
sin embargo al revés nos pasa. Llegar después de meses a casa y que huela
precisamente a eso, a casa. Reencontrarte con alguien tras meses de
distancia y al volver, ese olor en medio de un abrazo te hace ver que nada
cambió.
Guardaba el frasco de su colonia como oro en paño a falta de un par de
toques para acabarse. Que ese bote se quedase vacío era el sinónimo de
un abandono improvisado. Es increíble lo que un olor puede hacer en
nuestros recuerdos. Dentro del cristal estaban las últimas gotas de lo que
conseguía hacer que lo sintiera cerca a pesar de los kilómetros de
distancia. Además de su colonia, se había llevado uno de los jerséis que
tenía olvidados en el armario. Sólo lo sacaba del cajón en el que se
encontraba (perfectamente doblado) para olerlo, y no lo dejaba mucho tiempo fuera de éste, no fuese a ser que se perdiese el aroma que hacía
que lo sintiera cerca aunque estuviera lejos.
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