Cuando piensas en trabajar como tripulante de cabina de pasajeros, TCP para abreviar y a partir de ahora, a menudo tus ensoñaciones te llevan a imaginarte de compras por NYC, tomando el sol en Varadero o comiendo una pizza en el centro de Roma.
Sí a todo.
Sí, podrás viajar a lugares icónicos, comprar en las calles más emblemáticas del mundo, tomar el sol en un país del trópico cuando en el tuyo propio se pelan de frío y comer las delicias locales allá donde vas.
El destino es una de las recompensas del trabajo como TCP; me explico. Es un sueño poder trabajar durante equis horas en un avión atendiendo a los pasajeros y velando por su seguridad para acabar llegando al mismo lugar que ellos y disfrutar del merecido descanso una vez allí.
Puede que el hotel no tenga las mejores vistas de la ciudad ¿pero eso qué importa cuando estás en NYC? Y además ¿a quién no le gusta desayunar en un maravilloso buffet o disfrutar de las comodidades de un hotel?
Volvemos para atrás, os he dicho "sí a todo" pero también os puedo decir "no a todo".